En los platos la apariencia lo es casi todo
Los acentos los ponen cubiertos, vasos y tazas. Los platos, sin embargo, son el corazón de la vajilla y determinan el efecto de una mesa puesta. Al elegir un juego no es raro dejarse guiar, en primer lugar, por los platos más bellos. Si la forma, la decoración y el diámetro del plato concuerdan, la decisión está prácticamente tomada. Cada colección de Villeroy & Boch le ofrece con su propia combinación de diseño y material el tono para el estilo que busca. Incorpore una sensación de calidez con un set de platos de nuestra brillante porcelana fina de huesos o aproveche el blanco resplandeciente de la porcelana fina para que precisamente las líneas claras y las formas puras moldeen la imagen.
No perder ni un plato de vista
Con los cubiertos se puede hacer algo de trampa, pero los platos de la cocina son implacables. Un plato con otra forma y color puesto deprisa en la mesa del desayuno decorada con tanta alegría es como una nota fuera de tono en una ópera. Esta cacofonía visual se puede evitar, sin embargo, fácilmente: Villeroy & Boch ha calculado cuántos platos debe haber en el surtido básico de diferentes combinaciones familiares. Así, un soltero necesita, por lo menos, cuatro platos hondos y seis platos llanos y de postre, respectivamente. Y una pareja con dos hijos deberá equiparse, por tanto, con dieciséis platos de postre y otros tantos llanos, así como doce platos hondos. Lo que se necesite aparte de esto ya depende de las aficiones de cada uno. Los apasionados de la parrilla no pueden prescindir de platos de barbacoa y, tras una tarde creativa con una esterilla de bambú, los rollos maki caseros se han de servir, por supuesto, en un plato de sushi.
Pasión por la artesanía
Ya desde el siglo XVIII Villeroy & Boch es extremadamente exigente con su porcelana propia. Al principio elaborábamos nuestros platos a mano, lujosamente decorados con un diseño de ramitas azules. Poco después, la revolución industrial no pasó desapercibida por nuestra fábrica y nos facilitó parte del trabajo. Eso nos dejó tiempo para el desarrollo de nuevos materiales, como la innovadora vitroporcelana, y para el perfeccionamiento de nuestra porcelana fina de huesos, con un mayor porcentaje de cenizas de hueso calcinadas. Pudimos seguir optimizando nuestros procesos de fabricación para mejorar nuestros productos. Sin embargo, ninguna revolución pudo ofrecer una alternativa a la artesanía tradicional. Por eso, aún hoy los platos de porcelana de distintas colecciones se pintan a mano y son inspeccionados uno a uno por nuestros artesanos hasta que abandonan la fábrica.
Un plato bonito no llena. Más bien da hambre.
No importa si se trata de su pantalones preferidos o de un buen coche: a todos nos encanta usar cosas bonitas como si fuera la primera vez. Por eso, poner la mesa temprano un domingo por la mañana se convierte casi en un pasatiempo con los platos de Villeroy & Boch y hay que tener cuidado de que el plato de postre no luzca más que el mousse de chocolate que en él se sirve. Después del digestivo no necesita dejar a sus invitados solos durante horas para fregar, ya que casi todos los platos de Villeroy & Boch pueden lavarse en el lavavajillas y estarán limpios más rápido que si se hubieran comido hasta la última miga. ¿Ha sobrado alguno de los manjares? Guárdelo con el plato en el frigorífico y vuelva a calentarlo al día siguiente sin más en el microondas.