Ajusta correctamente la presión del agua

La baja presión del agua en duchas o grifos de bañera se caracteriza por un chorro de agua débil. La causa suele ser la calcificación de los reguladores del chorro. Por lo tanto, el primer paso para aumentar la presión del agua es limpiar bien los grifos. Si después de esto la presión del agua sigue siendo baja, es posible que haya una obstrucción en la tubería. En este caso, un profesional realizará una inspección exhaustiva para eliminar la obstrucción y restablecer la presión del agua. 

Si un grifo o una ducha silban, puede indicar un problema de presión. Los profesionales deben comprobar que no haya suciedad en los aireadores o laminadores, que pueden causar ruidos de silbidos cuando el agua está fría. También se aseguran de que la presión del agua no sea demasiado alta para evitar ruidos similares con el agua caliente. 

Si la presión del agua en la ducha baja de golpe, se trata de una caída repentina de la presión del agua. Esto significa que el agua sólo sale a chorros por la tubería. Las posibles causas de esto son tuberías calcificadas, filtros obstruidos, un sistema de agua caliente defectuoso o la rotura de un conducto. Actúa con rapidez y llama a un profesional para que encuentre y rectifique la causa. 

Una presión de agua excesiva puede causar daños en tuberías y electrodomésticos. Los profesionales reconocen una presión excesiva cuando existe un chorro de agua muy fuerte en el grifo o el mango de la ducha, y lo comprueban con un manómetro o en el contador de agua. Los valores de presión superiores a 5 bares suelen considerarse demasiado altos. En estos casos, se utiliza un reductor para regular la presión a un nivel seguro.