Código de conducta: cómo funciona

Saluda al instalador con una sonrisa amable y acompáñale a la estancia donde se está realizando el trabajo. Una breve charla sobre trivialidades, el tiempo o el trayecto es siempre muy adecuada. A continuación, deja que el instalador trabaje con tranquilidad. La amabilidad, la franqueza y la imparcialidad son cruciales.

Describe claramente el problema y los resultados que deseas, y mantente abierto a las sugerencias del técnico. Esto fomentará un buen ambiente de trabajo comunicativo.

En principio, puedes dejar al profesional a solas en casa. Si lo conoces ya desde hace tiempo, no hay ningún problema. Sin embargo, si se trata de una persona desconocida, es aconsejable al menos quedarse en la casa. No es necesario supervisar constantemente, pero es útil permanecer cerca para poder hacerle cualquier pregunta que tengas.

Las pequeñas muestras de agradecimiento son un buen gesto y demuestran que valoras el trabajo del instalador. Un pequeño obsequio en especie, como bombones, es especialmente apropiado para trabajos de mayor envergadura, como la reforma de un cuarto de baño. El café, las bebidas o aperitivos durante una breve charla también levantan el ánimo y refuerzan el espíritu de equipo.

Otra forma de expresar agradecimiento es llamar a la empresa para elogiar al instalador y agradecerle su buen trabajo, hacer una valoración positiva en Internet, etc.

No es obligatorio dar propina a los profesionales y la mayoría de los instaladores no esperan propinas porque les paga su empleador. Si aun así quieres dejar propina, no debe superar los 20 euros en trabajos pequeños y los 50 euros en trabajos de varios días. Ten en cuenta que los profesionales autónomos tienen que pagar impuestos sobre las propinas, mientras que los asalariados no.